El empobrecimiento de la biodiversidad constituye uno de los aspectos más preocupantes de la crisis ecológica mundial. Se estima que entre 50 y 300 especies se extinguen cada día.
La Organización de las Naciones Unidas ha designado el 22 de mayo como Día Internacional de la Diversidad Biológica para aumentar la comprensión y la conciencia sobre los temas relacionados con esta problemática. En diciembre de 2000, la Asamblea General de las Naciones Unidas instituyó el DIDB, para conmemorar la fecha de adopción del texto del Convenio sobre la Diversidad Biológica en ese día del año 1992.
El Convenio sobre Diversidad Biológica fue abierto a la firma en Río de Janeiro, durante la Cumbre de las Naciones Unidas sobre Ambiente y Desarrollo, denominada «La Cumbre de la Tierra» y entró en vigor el 29 de diciembre de 1993. La Argentina lo ratificó en el año 1994, designándose a la Secretaría de Ambiente y Deasarrollo Sustentable como Autoridad de Aplicación, y actualmente cuenta con 187 países Partes.
Los tres objetivos del Convenio son la conservación de la diversidad biológica, el uso sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa de los beneficios derivados del uso de los recursos genéticos.
Desde su entrada en vigor, se han celebrado siete reuniones de la Conferencia de las Partes, durante las cuales los países se reúnen y adoptan decisiones para la implementación de este importante tratado.
El 11 de septiembre de 2004, entró en vigor el Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la Biotecnología del Convenio sobre Diversidad Biológica, un importante instrumento internacional que regula los movimientos de organismos vivos modificados por medio de la biotecnología, que proporciona un marco normativo internacional para conciliar las necesidades respectivas de protección del comercio y del medio ambiente en una industria mundial de rápido crecimiento: la industria de la biotecnología.
La celebración del Día de la Biodiversidad pone el acento en la preservación de las especies. Solo así nosotros también obtendremos nuestra recompensa en forma de un planeta más sostenible. Solo en los últimos 40 años del siglo XX, la mitad de la fauna salvaje ha desaparecido, según un informe publicado por WWF. Miles de mamíferos, aves, reptiles, anfibios y peces ya no forman parte de nuestro planeta porque nosotros los hemos extinguido. El ser humano está talando más árboles de los que se pueden plantar; pesca más peces de los que puede consumir, emite más carbono del que la Tierra puede absorber: en otras palabras, la capacidad de destrucción del hombre está tomando un ritmo vertiginoso que amenaza el planeta y tiene consecuencias dramáticas para las especies que viven en él, incluido él mismo.
En el planeta existen 100 millones de especies animales y vegetales y la tasa de extinción se sitúa en el 0,01% anual, cada año desaparecen al menos 10.000 especies. La tortuga laúd y el delfín Baiji son dos de los últimos seres vivos incluidos en esta lista, pero al acabar este año habrá aún más. Es por esto que las Naciones Unidas proclamaron el Día Internacional de la Biodiversidad que se celebra cada 22 de abril. Un día para informar y concienciar a la población y a los Estados sobre las cuestiones relativas a la diversidad biológica de seres vivos, que es lo que define nuestro planeta, el único, que sepamos, donde es posible la vida. De ahí la importancia de preservarla.