La Asamblea General de las Naciones Unidas estableció hace 41 años esta fecha para reflexionar sobre los problemas que afectan a nuestro planeta y nuestra forma de vida.
El 5 de junio de cada año se conmemora el Día Mundial del Medio Ambiente. Fue establecido con motivo de la apertura de la Conferencia de Estocolmo sobre Medio Ambiente Humano y como un modo de estimular el pensamiento crítico sobre la forma de uso de nuestro planeta.
El lema para este año es «Piensa. Aliméntate. Ahorra», el mensaje es poder concientizar a la sociedad para reducir los desechos y las pérdidas de alimentos.
Es que, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés), cada día una de cada siete personas del planeta se va hambrienta a la cama y más de siete millones de niños de menos de 5 años mueren de hambre cada año mientras se desperdician 1300 millones de toneladas de comida. Lo curioso es que hemos desarrollado una cierta indiferencia o aceptabilidad ante hechos como los citados que, solos, ya resultan éticamente inaceptables, pero mucho peor aún si el hambre convive con la dilapidación, con el derroche. Una realidad que se verá agravada, sin duda por los implacables efectos del cambio climático.
Desperdiciar comida implica que todos los recursos empleados para producirla también lo sean. Así, si para producir un litro de leche se gastan 1000 litros de agua o, para producir una hamburguesa, 16.000 litros, toda esa huella hídrica que se genera resulta, además de alarmante, inútil.
La producción global de alimentos ocupa un 25 por ciento de la superficie habitable, un 70% de consumo de agua, produce un 80% de deforestación y un 30% de gases. Es, por tanto, una de las actividades que más afectan a la pérdida de biodiversidad y a los cambios en el uso del suelo. Por eso se pretende promover la toma de decisiones informadas, es decir, elegir aquellos alimentos cuyo impacto en el ambiente sea menor, incentivando la adquisición de productos orgánicos, los generados en mercados locales, donde se requiera menos transporte y, por lo tanto, se produzca una menor contaminación.
Pero, ¿qué significa tomar decisiones informadas? Elegir aquellos alimentos cuyo impacto al medio ambiente es menor, es el caso de la comida orgánica en la que apenas se usan productos químicos. O adquirir productos en mercados locales en los que se sabe que no ha sido necesario el transporte y por tanto, no han supuesto tantas emisiones de gas.
En definitiva, se trata de que pienses antes de alimentarte y así ahorres para proteger el medio ambiente.
Les dejamos un ya viejo texto muy poco conocido del Gral, Perón. Su mensaje Ambiental a los pueblos y gobiernos del mundo. Para releerlo y pensar un poco a futuro.